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Fanfict: "Las chicas no juegan fútbol" Capítulo 2. By: Ake-x-Aly.
"Las chicas no juegan fútbol" By: Ake-x-Aly.
Inazuma Eleven fanfict :)
Inazuma Eleven No me pertenece, sólo Rino, su familia, sus compañeras de gimnasia y cualquier otro personaje inexistente en Inazuma eleven ;)
Capítulo 2: Gimnasia Artística.
La alarma del despertador hizo su "beep" como todas las mañanas y yo hice mi trabajo de apagarla con un manotazo. ¿La razón de que suene tan temprano? Detesto llegar tarde, y tardo algún tiempo en desperezarme.
Me tallé los ojos y me levanté a trompicones, directo a encender la luz. Pero OH problema, mi pié se enredó en la sábana y me caí al suelo.
Me levanté maldiciendo mentalmente —ciertamente, cuando acabo de despertar me pongo de muy mal humor— y encendí la luz.
Más tarde me senté en el comedor para desayunar, andaba todavía adormilada y ni siquiera me había peinado —osease, cabello rebelde—. Pero era temprano, así que no me importó mucho.
—Buenos días Rino —me saludó mi madre sonriente.
Como siempre, no sentí la necesidad de contestar. Sólo asentí.
Estaba bebiendo jugo de naranja cuando mi papá entró al comedor.
—Buenos días Rino —saludó, al igual que mi mamá, con la mínima diferencia de que su tono era un poco más… frío.
—Buenos días —Respondí, restándole importancia.
—¿Cómo te fue ayer? —Me preguntó mientras se sentaba en la mesa.
—Bien —mentí. Por supuesto que no le mencionaría la palabra fútbol. Ésa palabra estaba prohibida en esa casa. Aunque, no me parece tan extremista.
—¿Ya has ingresado en algún club? —Preguntó mi mamá.
—No —seguí mi desayuno.
—¿No piensas entrar en uno? —Insistió.
—Bueno… —pensé, sin ganas— me han invitado al club de gimnasia.
—¿Gimnasia? —Preguntó mi papá.
—Sí. Artística —me metí un pan a la boca y seguí sin tomarle importancia.
—Me parece una buena idea —Dijo mi papá.
Ahí fue donde sí tomó importancia la conversación. Mi mamá y yo miramos a mi papá.
—A mí también —Dijo mi mamá.
Los miré inexpresiva, pero me moría por dentro. Jamás debí haber mencionado la "gimnasia artística".
Al terminar me fui directo al baño para peinarme una coleta y en el camino me crucé con mi hermanita. Ninguna dijo nada.
Tomé una bolsa con la ropa que me había prestado Aki y me dispuse a entregársela.
De camino a la escuela iba a un paso lento y despreocupado —pero yo no iba despreocupada, que quede claro—. Pensaba en cómo es que entraría al club de gimnasia artística; quiero decir, hacía algún tiempo que no hacía ningún deporte y la verdad no estaba segura de poder hacer alguna acrobacia o lo que sea que hicieran.
Al llegar al instituto me fui directo a mi salón. Me dirán paranoica, pero no quería que ningún balón me golpeara.
Como supuse, el salón estaba completamente vacío, así que sólo dejé la bolsa en el asiento de Aki y después me senté en mi pupitre a esperar.
El día estaba tranquilo. Las aves cantaban y el viento sacudía los árboles. Incluso se podría decir que las nubes estaban hechas de algodón.
Seguí mirando por la ventana y lentamente se fue llenando el salón. Justo cuando Aki entró, cruzamos la mirada; ella sólo apartó la suya y se sentó en su pupitre en silencio, aunque hizo una pequeña exclamación que no entendí al ver la bolsa, pero no me dijo nada. Qué suerte, no tenía ganas de ninguna discusión innecesaria. De pronto una chica me obstruyó la vista. Era la chica de cabello rubio del día anterior.
—¡Hola Suzuna! Dime, ¿ya pensaste tu respuesta?
Asentí. Ella me miró expectante.
—Acepto —dije neutralmente.
—¡Oh, gracias! ¡Bienvenida! —Dijo ella alegremente y justo cuando iba a abrazarme le dirigí una mirada cautelosa. Ella rápidamente lo entendió y se detuvo—. Ah, por cierto, soy Mai.
Asentí de nuevo.
—No… hablas mucho, ¿cierto? —Preguntó.
Negué con la cabeza.
—Bien —sonrió—. Lo tendré en cuenta.
Más tarde, al final de las clases, Mai me guió al lugar donde llevaríamos a cabo las "reuniones del club". Era un aula con montones de aparatos como listones, pelotitas, aros, etc. Y ahí había tres chicas más, una de cabello castaño y largo, otra de cabello corto y negro y otra con dos trenzas color carmín.
—¡Hola a todas! —dijo jovialmente—. Ella es Suzuna, la nueva integrante de equipo.
Ellas se presentaron. La chica de cabello castaño y largo fue la primera.
—Bienvenida, soy Yuna —dijo dándome la mano. La estreché.
—Yo soy Kokone —dijo la chica de cabello escarlata. Me estrechó la mano más fuerte, lo cual me dio a entender que era una chica decidida.
—Yo me llamo Mao —Dijo la última simplemente sacudiendo su mano en forma de saludo.
—Ella no es de muchas palabras —Dijo Mai, señalándome—. Así que no se molesten si no les contesta.
Agradecí la advertencia, me ahorró problemas.
—Bueno, ya hicimos las presentaciones. Ahora hay que hacer una pequeña demostración a la novata —Dijo Kokone.
—¡Sí! —asintieron Mao y Yuna.
—Sabes —Dijo Mai— No sólo practicamos la gimnasia artística, sino que de vez en cuando también practicamos la gimnasia rítmica.
—Sí, ya sabes, esa en la que se usan aparatos en las presentaciones —Agregó Yuna.
—Mi especialidad son las mazas —Dijo Kokone.
—La mía es el listón —Dijo Yuna.
—Prefiero el aro —Apuntó Mao.
—Bueno, no presuman. Demuéstrenlo —les sermoneó Mai.
Kokone fue la primera. Ella tomó unas mazas y comenzó a hacer malabares con ellas. Acto seguido las lanzó alto e hizo un giro. En cuanto cayeron, ella las atrapó haciendo una especie de molino con ellas. Se miraba bien, pero me aburría.
Yuna hizo muchas figuras con el listón dando vueltas en un solo pie y pasándolo por todo su cuerpo de manera elegante. También me pareció aburrido.
Mao pasaba el aro desde su cuello hasta sus pies bailando armoniosamente y moviendo mucho la cadera. No me llamó mucho la atención.
Finalmente llegué a la conclusión de que ni de broma haría algo como eso.
—Toma —Dijo Mai, dándome una caja con un moño, la miré de manera extraña—. Es tu nuevo uniforme.
Lo abrí y contenía una sudadera, un pantalón de deporte y una especie de traje de baño con mangas largas parecido al que usaban Mao, Kokone y Yuna. Era de color blanco con piedras brillantes. No planeaba usar eso.
—¿Te gusta? —Preguntó Mai, sonriente.
No supe qué decir. Era algo… revelador.
—¡Vamos pruébatelo! —Me empujó hacia los vestidores y no tuve tiempo de reclamar.
Me lo puse y me quedó bien, pero nunca me había gustado eso de "exhibir el cuerpo" así que me puse el pantalón y no se veía tan mal. Decidí quedarme con él.
Al salir Mai puso cara de confusión —Obviamente era porque me había puesto también el pantalón—.
—¿Entonces? —Preguntó.
—Está bien —Contesté, pero ya no dije nada más. Mai quedó contenta con mi respuesta porque sonrió de oreja a oreja.
—¡Muy bien chicas hora del calentamiento!
—¡Sí! —Respondieron todas enérgicamente. Con tanta emoción que sólo pude pensar "Este será un largo día".
Todas se pusieron sus pantalones y sudaderas a lo que yo también me puse mi sudadera.
Salimos y ¿Qué fue lo primero en el calentamiento? Bueno, no era la gran cosa… solamente comenzaron a correr. Sip, a correr. Quién sabe cuanto tiempo estuve corriendo detrás de ellas, sólo sé que dimos algunas vueltas alrededor de la escuela y al llegar al gimnasio donde seguiríamos el CALENTAMIENTO yo era la única que respiraba agitadamente y estaba llena de sudor —odio el sudor—. Sin embargo ellas no parecían estar extremadamente cansadas como yo.
—No te preocupes, te acostumbrarás —Me alentó Mai.
—A todo esto, ¿Alguna vez has practicado la gimnasia? —Preguntó Kokone.
Negué con la cabeza mientras me tiraba al suelo.
Tal como lo pensé, fue la peor tarde que había tenido. Me hicieron estirarme y estirarme sentada —No grité, cualquiera lo hubiera hecho, pero yo no lo hice, ni siquiera mostré expresión alguna—. Y no se detuvieron hasta que mi cara llegó al suelo.
—Oye, qué extraño —Dijo Mai—. Tienes un cuerpo bastante raro. ¿Segura que nunca habías practicado la gimnasia?
Negué, de nuevo.
—¿Por qué lo dices? —Preguntó Kokone.
—Porque nosotras tardamos años en llegar al suelo y ella en un solo día lo hizo.
—Es cierto —Concordó Yuna.
—¿Practicabas algún otro deporte? —Preguntó Mao.
Ésta vez asentí.
—¿Cuál? —Insistió.
Pero ya no dije palabra alguna.
Saliendo del entrenamiento me dolía el cuerpo. Sabía que pasaría, tanto tiempo sin ejercicio alguno y uno se oxida.
Saliendo de la escuela me crucé con Aki. Rayos, pensé.
—Gracias por devolverme mi ropa —Dijo Aki, indecisa, pero entonces se me quedó viendo— ¿Estás bien? Te noto un poco roja.
Puse los ojos en blanco recordando mi entrenamiento basado en estiramientos de todo tipo y pasé de largo, ignorándola.
Al llegar a mi casa lo único que hice fue caminar directo a mi habitación y tumbarme en mi cama. Quedé dormida al instante.
Continuará (si quieren)…
Bueno, ¿Qué les parece? Espero que les haya gustado. Y muchas gracias por comentar, sus comentarios me dan ánimos de seguir escribiendo ^_^
Recuerden un comentario = Mi cabeza con ideas :P
-Aly-
Sayonara ;D
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